LA VERGÜENZA QUITA EL HAMBRE Y ALEJA EL AMOR:

Por Santiago Rafael Caba Abreu.
Movió suavemente su garganta y trago nada, miró fijamente lo sopa que reposaba sobre la mesa y volvió a tragar en el vacío. Sus ojos ansiosos se veían relojear de un lado a otro, solo quería un sorbito para calmar su hambre, pero un gato amarillo, abarreteado de blanco estaba pendiente de sus movimientos, el instinto lo mantenía con los ojos fijos celando el plato que creaba tanta angustia al moreno.

El murmullo en el aposento producía una sensación de miedo a aquel pobre hombre que tenía días sin saborear alimentos con sal, realmente su decencia descansaba con orgullo en respetar lo ajeno y tampoco era capaz de pedir comida, de niño le enseñaron a no velar en bohio del vecino, pero tenía hambre, muucha hambre.
Parado frente al manjar empezó a sudar frío, el estómago le tronaba sin cesar, el ruido de sus tripas se escuchaban en la esquina, sólo tenía que dar un pasito al frente y suassss un sorbito chiquitico que le mojara la garganta y le devolviera el sabor a comida a su paladar.

Cuando organiza el evento se va para un lado, tropieza con el gato y el susto lo lanzó al suelo, rompió un palo de escoba que se recostaba en una silla, el plato saltó de la mesa y la sopa cayó junto con él, la doña salió recién vestida de blanco, emperfumada y con un pintalabios rojo en sus manos, el ruido fue buen motivo para averiguar sí habia alguien más en la casa.


Le pasa algo señor?, preguntó la señora con elegancia y dulzura, mientras tanto, cuando cayó el plato, le salpicó al señor en la cara y rodó un chorrito de la sopa hasta su boca, y pudo pasar su lengua suavemente para limpiar el entorno de sus labios, pero ella, ávida de cariño, pensó que éste la estaba pretendiendo, y le propuso sentarse a la mesa a compartir la sopa, porque en la paila quedaba suficiente. Limpió el piso y volvió a servir en una porcelana que guardaba para las visitas, el caldo de pollo criollo, unos cueritos de puerco, pecho de vaca y algunos chorizos, y él dijo que no tenía hambre.

Fin/
Saludos a todos mis amigos.