EL VALOR DE LAS OPINIONES LO DETERMINA LA CALIDAD MORAL Y ACADÉMICA DE QUIEN LA EMITE

POR LUIS DISLA.

La política es una ciencia y cómo tal implica el estudio, la observación y la aplicación de
metodologías para analizar y proyectar acontecimientos. Es decir, un analista político es una
persona con formación académica o profesional específica en la materia que le permite aplicar el
método científico para emitir opiniones con calidad sobre algún hecho político ocurrido o
proyectar otros.

Es muy común en nuestros pueblos leer y escuchar “análisis y opiniones” políticas escritos o
expresados por personas carentes de la formación académica y experiencia política de éxito.

Algunas de esas personas que se hacen llamar o se autoproclaman como analistas políticos
carecen de la formación y del conocimiento para emitir opiniones que merezcan alguna
consideración o atención.

La ignorancia es atrevida! Algunos supuestos analistas políticos incurren en el grave error de
descalificar carreras políticas de personas que han servido y sirven a la sociedad. Personas que
han tenido éxitos políticos expresados en victorias electorales y servicio social. Peor aún, esos
supuestos analistas que intentan descalificar a personas y políticos de bien carecen de valores
éticos y morales como la honestidad, transparencia e integridad. Algunos de ellos hasta han sido
condenados por los tribunales de la República por haber cometido actos de corrupción en la
administración pública y que, lamentablemente, se exhiben en la sociedad, con gran opulencia,
mostrando bienes que fueron adquiridos con recursos económicos provenientes de actividades
contrarias a la ley y la ética.

No importa el área del saber o del asunto que se trate, la calidad y valor de una opinión depende
de la formación, capacidad, experiencia y de los buenos valores éticos y morales que tiene la
persona que emite una opinión o realiza un análisis. En ese contexto, es fundamental promover la
formación técnica y profesional, los buenos valores de honestidad, transparencia e integridad,
con el propósito de construir una mejor sociedad.